Algunos días atrás, un nuevo cliente nos solicitó una propuesta para crear un curso virtual exclusivo para sus médicos, así que entramos en un concurso abierto con otras dos empresas de la competencia: una agencia y una empresa experta en e-learning. Al final, nuestro equipo de Menntun ganó el concurso y obtuvimos la aprobación de la propuesta, cuando preguntamos las razones por las cuales se decidieron por nosotros, el cliente nos expresó:
- ¿La empresa que me transformará los contenidos del curso entienden el lenguaje de salud? ¿Podrían entenderse y comunicarse sin problemas con los autores del contenido?
- ¿Conocen la ética médica y la legislación que regula la producción de contenidos en internet en el sector de la salud?
- ¿Las personas que tratarán con mis estudiantes o participantes (tutores, coordinadores, soporte) entienden y dominan el lenguaje de salud? ¿Pueden comprender la mente y vida de un médico?
- ¿Su presupuesto se conforma sólo por la cantidad de diseños del número de slides? ¿Me ofrecen consultoría y apoyo académico en los temas del curso?
- ¿Son médicos o profesionales de la salud y expertos en educación médica?
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